20 de octubre de 2008

La XVII Jornada Médico Universitaria sobre las Úlceras por Presión en Diabéticos es decadente y depravada

Todo empezó con la promesa de un crédito.

En los pocos días que llevaba en la universidad ya había aprendido que el funcionamiento de aquello consistía básicamente en conseguir créditos. Conseguir créditos y pasar de curso. Como conseguir monedas y pasar de pantalla; y algunas setas de por medio. Como en un videjuego.

Yo estaba tranquilamente con mi culo posado en algún sitio. Pasivo. Mirando. Oyendo. Pero sin intervenir en nada. De pronto alguien dice nosequé sobre nosecuanto, y que si vas te dan un crédito. Bla bla bla bla bla, crédito. Eso fue suficiente para sacarme de mi burbuja por unos segundos y obligarme a preguntar.

Se trataba de unas conferencias que iban a dar el día 17. Por aquel entonces los chicos de la calle eran agresivos y estúpidos, y el día 17 sonaba lejano. Así que cogí un formulario, rellené algunos datos sencillos, y ya estaba metido en esa mierda. De pronto el día 17 había llegado, y los chicos de la calle seguían siendo agresivos y estúpidos.

Aquel día se celebraba San Lucas, mi nuevo santo de devoción desde que había entrado en la universidad, puesto que era el patrón de mi facultad. Aquel hombrecillo nos había brindado un día sin clases con su loable labor. No sé qué hizo, pero seguro que fue loable. El Vaticano S.A. no regala un cargo así como así. Sólo a enchufados, como el hijo del Jefe.

Me había despertado tarde, y prácticamente salté de la cama al autobús de las 15:50 hacía el campus. Allí coincidí con más estudiantes que también iban a por el crédito.

Lleguamos a la Facultad de Medicina. La conferencia se iba a celebrar en el salón de actos, edificio principal, primera planta. Pasé por una mesa a por mi acreditación. Gracias al impreso aquél que rellené se habían currado una tarjetita plastificada, donde venían mi nombre y apellidos con un don delante. Me la colgué del cuello sintiéndome importante y me dirigí en busca de la aventura.

A medida que fui subiendo apareció sobre el horizonte del último escalón un bosquecito de stands por los que había que pasar inevitablemente antes de entrar al salón de actos. Se trataba de una representación puntera de la industria farmacéutica. Creo que a los tipos estudiosos que habían acudido al evento les interesaba lo que decían allí. Al estudiante de a pie sólo le interesaba de aquella jornada el crédito que estaba en el aire, y los numerosos objetos de propaganda que el abultado capital de las empresas nos ofrecía. Una conocida marca de compresas se encargó de proporcionarme una bolsa, que fui llenando en mi peregrinaje a través de los stands. Grapadoras, paquetes de post-it's, caramelos, carpetas, libretas, más caramelos, bolígrafos, colgantes-llaveros... Ah, para terminar volví a pasar por la cestita de los caramelos. Yo los cogía en puñados de diez, al contrario que la gente educada.

La mayoría de los estudiantes tenían un modo sencillo de conseguir el crédito, que era firmar un folio donde se controlaba la asistencia; después huían. La firma les situaba virtualmente dentro de la sala escuchando la conferencia, mientras ellos realmente se iban por ahí a estudiar, o lo que demonios hagan los universitarios de hoy en día. Pero yo, por curiosidad más que nada, entré allí con mi bolsa llena de regalos y caramelos.

Una vez dentro se puso en marcha la cosa ésa, con un discurso del señor que manda en la facultad, lleno de agradecimientos a todo el mundo. A su izquierda estaba sentado un tío que era clavadito a Robin Williams. Este hecho no hizo más que acrecentar mi delirio de creerme Will Hunting, junto con el parecido de mi profesor de Bioestadística al que hace de profesor de mates en la peli; después de todo no era culpa mía. Mientras yo andaba en estas cavilaciones el otro tío seguía agradeciendo. De pronto cambió el matiz de su discurso para pasar a hacer de comentarista deportivo que nos hablaba de la salida al campo de la estrella del equipo. Entonces subió a presentar su conferencia sobre úlceras en pies diabéticos un reputado médico que venía de Las Islas. Nos mostró un montón de fotos y vídeos que no tenían nada que envidiarle al más depravado film de serie B. Heridas supurantes, agujeros que dejaban al descubierto el hueso, pus, tejido muerto, incisiones de bisturís, sangre, etc. De vez en cuando agitaba su tupida melena, o se pasaba la mano por encima para echársela hacia atrás. Jo, qué melena.

Tenía planeado oír sólo la primera intervención y salir después, pero me había gustado tanto que decidí quedarme. ¡Y menuda estafa! En las otras no hubo sangre ni vísceras, ni incisiones de ningún tipo. Sólo gráficos, estadísticas y más gráficos. Yo ya había empezado a meter la mano en la bolsa en busca de caramelos hacía rato. Los abría tratando de ser todo lo discreto que podía, pero siempre producían un estruendo horroroso dentro del silencio del auditorio. Así me fui comiendo un caramelo, y otro, y otro, y otro. Todos tenían el mismo envoltorio promocional, así que el sabor que te ibas a meter en la boca era una incógnita. Aquello tenía cierta diversión.

Para cuando aquella aburrida conferencia quiso terminar yo ya me había comido todos los caramelos de la bolsa; y ya había decidido que para la jornada del sábado haría lo mismo que todo el mundo, firmar e irme. Parecía fácil. Sólo había que estar allí para firmar. Pero no; no lo era.


Tras un viernes de alcohol, Hip Hop de los 80, y demás sustancias que alteran el sistema nervioso, di con mis huesos en el colchón a las 6 de la noche. O de la mañana, según se mire.

Despertarse tres horas más tarde para ir a firmar a la facultad fue imposible. Y así me encontré el sábado por la mañana; resacoso, derrotado, y con el sol de las doce dándome en la cara.

Al final de toda la historia, con más o menos experiencia, algunos golpes dados, y otros muchos recibidos, seguía igual que al principio.

11 comentarios:

K* dijo...

Suena bien esa jornada.
¿Cómo estuvieron las novatadas?
Yo este año me perdí las de mi facultad, qué rabia, con lo bien que sienta ver esas caritas de asombro.

¡Besos vaquerista!

Martina dijo...

Debo tener mocos hasta en el maldito cerebro.

BLIS dijo...

bueno tio, pero te llevaste post it gratis
jajajaja
Me tienes que contar eso de Donnie darko, yo la tengo original, pero es para regalarsela a una amiga

fag dijo...

nah, FAG significa piti en inglés británico (u homosexual en inglés yanki) de ahí el cigarro ;)

bueno el texto, jeje
salú!

Lara tiene alas dijo...

Todo lo que empieza en promesas a veces no acaba bien. Otras sí.
Tenemos tendencia a prometer cosas, palabras y sentimientos que finalmente nunca llegan a buen puerto. Pero imagino, que lo realmente importante de cualquier promesa no es el cumplirla o no, sino el espacio que nos lleva a ella. ¿No?

Un placer leerte.

Muaks de viernes

Lara tiene alas

Mj dijo...

Tú serás fan de Salgado, pero yo soy fan tuya, oh novato. Me has transportado años atrás, a ese mismo salón de actos. Es más, yo también gané un crédito con esa jornada, también de actualización de diabetes, curiosamente, sólo que el viernes night, en lugar del hiphop de los 80 me retuvo el jazz de principios de siglo XXI y no tuve más remedio que empalmar con la dichosa jornada del sábado. Terrorífico día aquel.
Por si nadie te lo ha dicho, bienvenido a esta tu nueva facultad...no es que sea la major del mundo, pero te prometo que te divertirás.
(Además, si tu residencia es blanca con ventanas amarillas, somos vecinos)

Sam Sayer dijo...

La tentación de caer en el pensamiento de que todo ES absurdo.

Inspiración juega conmigo a un juego, al cual nunca debes jugar.

Sam Sayer dijo...

"No hay nada más triste que la silueta de una mujer marchándose."

Joder, Charlie, ¡joder!

maloles dijo...

Yo no tengo que hacer esas cosas, como tengo un programa cerrado!xDDDD
Ugh los créditos. Cómo los odio... para qué? si luego no parendes nada.
En fehn...

Muas!

K* dijo...

Por lo que veo me adelanté comentando. Ya decía yo que le faltaba contenido a la historia...

Así que de la conferencia sólo te quedaste con las fotos explícitas, ¿no? jajaja

¡post-it! menuda jornadota, no puedes quejarte.

Yo tuve unas de rumiantes y sus mamitis, fiebre azul y otras lindezas, hubieron fotos asquerosas pero ya ni eso logra captar mi atención, me paso el día viendo fotos asquerosas, haciendo necropsias a perros congelados y/o a cabras podridas, eso sí, me dieron unos bolis, sólo por eso (junto con mi crédito, claro está) valió la pena perder dos tardes.

Por lo que se ve no pierdes el tiempo, mezclando el hiphop ochentero con las charlas universitarias o estando en ellas virtualmente, que total con lo entretenidas que son como para aguantar con los párpados separados...

¡besos!

Martina dijo...

Estoy de los putos aminoácidos hasta no te digo dónde.