Llevaba cincuenta y dos horas sin dormir. Al menos a mí me lo parecía. Los exámenes se habían acabado. Por fin.
Toda aquella encarnizada lucha con uñas y dientes me resultaba ahora tan lejana y difusa como lo están las noches bañadas en cerveza cuando te despierta tu padre a las once abriendo las persianas y dándote los buenos días, gritando más de lo que a ti te gustaría. Pero sólo hacía una hora desde el final de todo.
Pero antes estaba allí, y ahora estaba aquí; en la seguridad de mi cuarto. Bajé la persiana, sabiendo que estaba lejos de las garras de mi padre. Tiré la mochila. Tiré el abrigo, la camiseta y los pantalones. Y entonces ocurrió. Me desplomé sobre la cama. Lo habría hecho a cámara lenta y con los brazos abiertos, como en las películas, si la cama no fuera tan pequeña. Pero la cama es pequeña, y mi caída no fue ni elegante ni armoniosa. Plof, nada más. Siempre quedará Hollywood para los efectos especiales.
Mi cabeza reposaba sobre la almohada, que era en aquellos momentos tan blandita y acogedora como las tetas de Dolly Parton. Me fui quedando dormido mientras la oía susurrarme nanas con su voz angelical.
Y dormí. Dormí como no dormía desde hacía semanas. Dormí como cuando era un niño pequeño. Cuando desperté sudando era de madrugada. No recuerdo la hora. Traté de poner mis ideas en orden. Estaba vivo —gracias, Ernest—. Recordé la promesa, y el libro. Así que lo agarré y me puse a leérmelo.
El libro se me fue consumiendo al mismo tiempo que la madrugada, mientras me asombraban la cantidad de cosas que ese viejo y yo compartimos en nuestra desgracia. Terminé el libro. Abrí la persiana. El sol despuntaba con sus primeros rayos desde detrás de donde la ciudad termina.
Miré hacia la calle vacía y vi pasar el autobús que normalmente me llevaba a la universidad.
“El viejo soñaba con los leones.”
11 de febrero de 2009
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12 comentarios:
joder, la descripción es increíble.
será porque me siento e-x-a-c-t-a-m-e-n-t-e igual hostias, para que luego los putos viejos hijosdeputa digan que la juventud nos la rascamos y que ya no es como antes y que qué holgazanes (me encanta esta palabra) semos.
me cagüen sus putas vidas.
necesito un plof.
aunque mi cama es enorme porque yo soy físicamente enorme necesito un plof.
y ya.
Adiós al autobús.
Un miau
Joder, yo también quiero hacer plof. Pero con efectos especiales y todo.
Muy grandes son Boikot (en directo mááááás) y Marea más de lo mismo.
Y ahora que tenemos democracia, reina la mafia, el dolar ya está aquí.
En una reputada revista de tirada nacional
(sí, la estaba leyendo)
vi una fotografía de unos leones
que cruzaban una calle
de un pueblo,
sin ninguna prisa;
como
tiene que ser,
y algún día cuando
enciendan las luces
y todo se acabe,
yo estaré sentado aquí
en medio de una humareda pegajosa
pensando en esos diez malditos
(sí, los conté)
leones,
que paraban el tráfico
mientras las rosas florecían.
Todos deberíamos
hacer eso,
ahora que aún hay
t
i
e
m
p
o.
Yo en tu lugar me la habría tirado. Ask Ernest.
que gusto dormir así.dudo dormir a guso entre las gemelas de dolly, podría morir axfisiado.
un abrazo
Perder el 8. Esa sensación.
¿Y tu con que sueñas?
Muaks de jueves
Lara tiene alas
Nunca habia pensado en la naturalidad de las tetas de un animal clonado
Dolly...
La, por todos conocida, lanuda cantante de country.
Jajaja
bueno pues tan naturales como ambas
llevo una semana tan mortal (y la que he contado como aterradora ha sido la anterior) que el miércoles no fui a un examen porque no podía físicamente aguantar con todo
no podía llegar a casa el martes, estudiar más, hacer el examen y currar por la tarde
empezaba a acercarme al momento de colapsar
eso sí, desde que soy mayor, mi cama es de 1,35 (y es mía y me la tengo que llevar a todas partes)
ahora los jefes piden a los becarios que busquen las ilustraciones para las portadas de los libros que publican...
los malos tragos pasan. o pasarán
dios, y hoy vino mi hermano con sus cuarenta años a una mani y consiguió tajarme en ayunas antes de las cinco de la tarde!
en fin
ánimo con tu mal trago
y un beso
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