30 de octubre de 2008

El asiento vacío

En las clases prácticas de cierta asignatura optativa pasan lista todos los días para controlar la asistencia. Van diciendo nuestros nombres y cada uno de los que estamos allí se hace notar como bien sabe. Entonces, cuando la lista está llegando al final, hay un nombre que nunca tiene respuesta. La profesora pregunta, y alguien responde:

—Es el señor ese mayor, el celador. Dijo que no tenía tiempo para venir a esto también, que no podía con todo.

Y todos los días lo nombran. Y todos los días la misma historia. Me entristece muchísimo. Jo, ¿por qué no pueden dejar de preguntar por él?

Me lo imagino en el hospital, viendo cómo esos profesionales prepotentes lo miran por encima del hombro. Me lo imagino haciendo acopio de fuerzas y matriculándose en la carrera para darles a todos esos cabrones en las narices. Me lo imagino trepando hacia lo alto, nadando a contracorriente, con todos esos estudiantes que se creen más que él empujándole en sentido contrario; empujándole a des
echar sus ilusiones y a volver abajo. Me lo imagino llegando del trabajo cansado, y tratando de sacar tiempo para echarle un ojo a sus apuntes y libros.

Probablemente sea el que más se merece ser médico de todos los estúpidos que estamos ahí metidos.

10 comentarios:

Martina dijo...

En mi clase, cuando pasan lista, siguen nombrando a una niña que se había ido del colegio en 2º de ESO:

- Paula Martíns.
- No existe.

Jazziturno dijo...

Hasta que a mi corazón le salga polla.

Jazziturno dijo...

Me ha gustado mucho.

Mi padre es celador y estudió derecho. Lleva casi 25 años en el hospital. Ahora por el tema de la cadera casi seguro que obtiene la baja definitiva.

Buena entrada.

(Espera, que me has escrito, voy y vengo xD)

Ya.

¡Qué crack! Probablemente le veas por mi Blog dentro de poco.

Bye!

BLIS dijo...

Esa gente se lo merece porque si esta ahi es por vocacion, no por seguir estudiando porque si (aunque se supone que en medicina la gente va por vocacion)
A esta gente es a la que boloña más va a joder
Pero en fin, no soy universitario asi que no deberia opinar, supongo

beu dijo...

joder me gusta lo que has escrito me da rabia que sea verdad

maloles dijo...

Pobre hombre... Por lo menos tú te lo imaginas, algo es algo, no?


Muas!

K* dijo...

¡A las buenas doctor!

Por lo menos está tachando un asunto pendiente de su lista.
Le costará sudor y sangre, pero cuando tenga su licenciatura colgada en la pared podrá sentirse orgulloso.
Y lo que digan/piensen/hagan los demás, es lo de menos.

El primer año de mi carrera tuve de compañero a un señor mayor (80 años, mayor, sí) era neurólogo, profesor, había hecho trabajo social y no sé qué más, sabía no se cuántos idiomas, total que el señor decía que su sueño era ser veterinario, que lo único que le faltaba era eso.
Murió al año siguiente pero por lo menos pudo saborear, durante 365 días (no salía de la facultad), su pseudologro.

Ojalá todos tuviéramos esas ganas.

Lara tiene alas dijo...

Las ganas no saben de edad. Y el asiento tampoco está vacio. Porque cada vez que pronuncian su nombre hay gente que piensa en él. Que se lo imaginan ahi, sentado. Esperando la lección. Y mientras él, dando la lección de su vida.

Sigue escribiendo de este modo, me gusta.

Un abrazo de viernes

Lara tiene alas.

fag dijo...

hey, te enlazo que sino no me acuerdo de comentarte y-barra-o leerte.
;)

por cierto, respecto al anterior post del psicòlogo, mañana -o en días próximos- subiré una "sesión" con mi psiquiatra
jiji

salut!

Sam Sayer dijo...

Brillante.

«La suerte no tiene nada que ver, todo está predestinado: el destino manifiesto. No se puede detener el tiempo como tampoco se puede pretender que los océanos inunden la tierra ni que la luna se aleje de su órbita. La suerte no tiene que ver con nada.»