14 de octubre de 2009

Pequeña serenata nocturna

29/09/09
02:33

Estoy de nuevo en la 515. La planta se halla en medio de una remodelación incompleta. Numerosos detalles sin acabar y lo nuevo lleno de polvo. La silla rechina contra el suelo y tengo una llaga en el labio inferior, lado derecho. Durante la cena han obligado a los nuevos a hacer cosas feas y me dolía; no podía mirar. ¿Cómo voy a respetar luego a una persona a la que he visto ser obligada a chillar como un mono? Miraba el plato de puré verde y no veía nada, pero oía. A una chica le ordenaron pelar mi manzana, así que opté por comérmela con cáscara.

—No te molestes, gracias.

Por la tarde fui a comprar uno de esos aparatos que hacen que donde había un enchufe haya más, no me sé el nombre; seis enchufes made in China. Necesitaba electricidad. En la tienda de los chinos me encontré con Harvey y su novia. Ella es muy guapa, pero es su dificultad al pronunciar las erres lo que la hace verdaderamente hermosa. ¿Cómo no amarla? Soy un extraño caso de filántropo. Estreché la mano a Harvey y le di dos besos a su novia. Al despedirme lo hicimos al revés. Estaba agotado por la mudanza, y al final del día caí rendido en la cama después de recibir amor por teléfono. Pero una hora después me despertó el ruido de puertas abriéndose y cerrándose.

Ahora estoy en la 515 y no puedo dormir. Tengo la primera clase del nuevo curso dentro de pocas horas. Podría estar enfadado por las obras, por el polvo, porque el radiador que me han puesto no está paralelo al suelo, porque no tengo pornografía, por la llaga de la boca o por no poder dormir; pero no puedo. Estoy demasiado contento por el hecho de estar aquí otra vez. Pensé que podría escribir todo esto y así estrenar el bonito bloc de notas que Debbie me regaló en verano. La nueva luz se enciende con un sonido maravilloso. Bzzzzzz... ¡clinc! Música fluorescente. La puerta del ropero cierra con un ruido de madera antigua y confortable. El colchón recibe el peso de mi cuerpo con un mullido silencio. Mañana será la primera vez que gaste la capa #613 de la suela de mis zapatos.

6 comentarios:

S.C. dijo...

Cojonudo.
Estar sin porno no es bueno, no.

Anónimo dijo...

jaja
yo tampoco sé pronunciar la rr siempre se ríen de mi por eso...

qué gusto este relato!!! hay algo solitario en ti que coincide conmigo...

¿amor por teléfono?
follar por móvil me encanta.
si quieres te mando un video mío por móvil...

me parece que estamos todos de mudanza
la luz fluorescente es de mi casa de la sierra recien
trasformada...

Marýa dijo...

cucarachas florescentes

valio la pena sobrevivir al martes trece

Sandra Gutiérrez Alvez dijo...

muy bueno tu relato!
te sigo.
un beso.

Tara dijo...

si tuvieras un radiador de los viejos, sería fantástico.
entre el sonido metálico de la luz y el goteo invisible del agua por entre los tubos, tendrías una serenata perfecta para tus orgasmos telefónicos... con el pi-pi-pi final de la llamada cortada.

Nikita dijo...

Ummm me ha gustado descubrirte.
Volveré.

Beso