25 de octubre de 2009

Sanger, el jardinero

Frederick Sanger ahora es un viejecito. Pero esto no siempre fue así. Cuando nació en 1918 era un bebé normal y llorón como todos. Poco después se doctoró en Bioquímica, y luego terminó recibiendo dos Premios Nobel.

Fue el primero que secuenció una proteína: la insulina. Esto le valió un Premio Nobel. También consiguió determinar secuencias de bases de DNA con su método, el Método de Sanger. Esto le valió su segundo Premio Nobel. Después vio que sería difícil que le dieran un tercero y se dedicó a la jardinería. Ahora tiene dos Premios Nobel y un bonito jardín. Y allí sigue, podando ramitas y regando sus flores.

Bien por él.

7 comentarios:

Meryone dijo...

no sé por qué se empeñan en hacernos ver el paraíso como un sitio lleno de nubes donde se toca el arpa. no, la iconografía de la felicidad es esa: verde en lugar de blanco y tijeras de podar en lugar de arpa

(creo que el mío tiene más bien un sillón y muchos libros, pero es que yo soy muy rara)

besos

Sandra Gutiérrez Alvez dijo...

Será que Sanger hoy vive en ese eterno verano de Argentina?

En Uruguay ahora es primavera, por lo tanto en Argentina también, en todo el hemisferio sur, lo es... y en primavera los jardines están en mejores condiciones, eso le favorecería a este hombre, y quizá lo postule también...

te dejo un beso.

Anónimo dijo...

Vaya. Aunque haya aprendido a montar muebles de Ikea?

Mj dijo...

Más que respuesta, Cameselle ha sido detonante de la huida. El caso que hoy me ha dicho mi jefe que a lo mejor ni necesitamos hacer el máster.

Mundo paradoja.


Ah! cabrón! segundo! ese año en que entras a las 10...aprovecha porque ES EL ÚNICO DEL RESTO DE TU VIDA. ( sin acritud, you know ;) )

Unknown dijo...

Es un genio genuino, una persona que hace que el mundo sea un lugar mejor, es una pena que no haya contribido a la propagación del comunismo posmoderno.


abrazo

A. STARDUST dijo...

Muy muy bien por él.

Saber combinar genialidad y sosiego, felicidad y grandeza, no es fácil.

Te sigo, compadre

Anónimo dijo...

Qué hay, vaquero? Este revólver ya cabalga por el Far West del blog. Hablando de inventores, quizá Albert Hoffmann te interese al ser un "lúcido". Un abrazo, hermano.